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miércoles, 26 de junio de 2013

Debí aguzar el oído,
el aleteo de las aves fue leve,
me engañaron.
Atacaron de frente,
me derribaron,
trozaron mi piel 
La devoraron ávidas.

Ese aleteo suave ,
sus trinos eran el anuncio. 
Gorriones negros
sus picos muy afilados
ensuciaron mis zapatillas ,
los poemas por terminar.

Lavo mi cuerpo manchado  de  sangre .
Me llevan en vilo  a curar mis heridas .
A olvidar mi noches sin sueños,
a aquella  casa sin ventanas.

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