Un solo hombre fue capaz de robarme el sueño de dos noches
Ensució con brea la alfombra de mi casa
Despanzurró los almohadones
Tenía la cara amable e indefensa.
Yo confié en él.
Un solo hombre fue capaz de robarme el sueño de dos noches.
Se escondió tras su sonrisa de tonto.
Yo recorría los estropicios de mi casa.
La habitación elegante había mutado en chuiquero
No imaginé un hombre tan sucio
Un solo hombre fue capaz de robarme el sueño de dos noches.
Hoy restauro mi casa y te recomiento
No confíes en caras amables ni en
Señoritas elegantes que defienden a sus clientes.
Ellos son maestros en sacar provecho.
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