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viernes, 30 de agosto de 2013

Amor, tú me enseñaste a reír,
curaste mis  heridas de gorrión perdido
Me pusiste en pie,
cuando yo estaba rota.
Olvidé la soledad en tus brazos.
Recordé  amar apasionadamente,
cuando mi corazón era hilachas
y mis ojos salitre puro.
Te debo mi hogar de muñecas
el calor de mis días
una familia nueva.
Cómo no estar contigo
 sentir en mi carne tu dolor
de cristo crucificado.
Acezar con tu respiración pesada,
con tu aliento que se apaga,
llorar contigo ,
llorar sola.
Esposo, yo estaré contigo
 a pesar de tus gritos   de trueno,
de rey destronado,
No importa.
Te amo ,
Cargaré tu cruz ,
el madero que te agobia,
callando,
sonriendo ,
disimulando.
A tu lado ,
como prometimos
hasta que las luces
se apaguen
todo sea noche.
Esposo mío.

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