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viernes, 4 de julio de 2014

Tendida en el campo de yerbas aromáticas, entre cientos de perfumes duermo  hasta entrada la noche.
Mi yegua blanca , que de tan blanca es azul, permanece  a mi lado , velando mi sueño.
Me apeo a su grupa,  calzo las botas, el alma renovada , es hora de volver.
Mi cabellera suelta vuela al ritmo de cada paso de mi yegua.
 El descanso sana las penas ,  alegría renovada  fluye por mis venas una vez más.
Al llegar, los potros ,  los caballos, la manada entera relincha felices al vernos  llegar.
Acaso temieron nuestra partida ?

Extrañan a su ama,.
más sin la yegua blanca no saben  vivir .
Ella es el alma del establo, la más hermosa , quien quía a la manada por caminos nuevos.
Ella es la maestra de la libertad.

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