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martes, 1 de julio de 2014

La casa del silencio

El último jueves, la poeta Patricia Temple presentó La casa del silencio, su última públicación, en el Instituto Raúl Porras Barrenechea. Poesía, actuación, declamación y todas las variantes del arte estuvieron presentes en una noche en la que los versos de Patricia fueron los protagonistas.


La escritora Patricia Temple aguardaba silenciosa y pensativa entre los asistentes. La impaciencia de la gente se reflejaba en las charlas que brotaban y se apagaban en torno a este nuevo poemario, mientras los solitarios asientos con los rótulos de Feliciano Mejía, Domingo de Ramos y Patricia Temple, aguardaban a sus panelistas.

De pronto, irrumpieron en el salón, por detrás de los asistentes, dos hermosas muchachas, vestidas íntegramente de negro. Los asistentes se congelaron al contemplar a aquellas señoritas descalzas que caminaban solemnemente hacia el escenario. 



Estas fabulosas actrices, integrantes del grupo Grupo Yuyackani, fueron las elegidas para declamar los poemas de Patricia. Danza, teatro, poesía: un ritual que no hubiera sido posible sin los versos de Patricia.

Hasta que llegó momento más esperado. Patricia dejó el anonimato para sumarse a los panelistas en la mesa central. El primero fue Feliciano Mejía, editor del libro, quien contó sabrosas anécdotas sobre el proceso de edición de La casa del silencio: «Patricia me cambió 17 veces la dedicatoria y 47 veces el contenido del libro», comentó. «Llegamos a un paroxismo del ciberespacio donde un poema se componía hasta de tres». El auditorio se solazaba al enterarse, quizá por primera vez, de todo lo que sucede detrás de la publicación de un libro. «Cansados pero con ansias de llegar a puerto, cansados pero alegría», así concluyó la edición de estos nuevos poemas de Patricia, así también Feliciano Mejía concluyó su participación.



Llegó el turno del reconocido poeta Domingo de Ramos, quien elaboró una crítica sobre La casa del silencio: «Estos versos no son nada complacientes, vienen desde muy profundo. Se abren desde adentro hacia afuera como una flor carnal y mostrando sus dolores. Transparentan las fibras más íntimas, más intensas.… La erotización del amor está fijada en la destrucción del alma». Fue así que los asistentes pudimos comprender un poco más la poética de Patricia que, como toda verdadera manifestación artística, había causado asombro e incomprensión. Porque, al sentir de Domingo de Ramos, que ha visto a través de la obra de Patricia: «No se llena el amor que es tan raudo».

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