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miércoles, 2 de julio de 2014

Rayos  naranjas, amarillos se filtran por mi ventana.
Es  la aurora nueva .
El cielo escampó,
 corro con las botas a medio calzar a encontrarme con mi yegua blanca, que de tan blanca es azul.
La ensilló , palmeo su lomo fibroso. 
Su estampa elegante.
No dejo  de admirar su belleza, que quita el aliento a cualquiera.
Cuantos interesados, cuántas  ofertas incalculables de compra.
Ellos no entienden. 
No aman con el alma a mi yegua blanca, que de tan blanca es azul.
La quiero con el tuétano de mis huesos , con los ojos, que no se cansan de admirarla
Sueño con su ella en mis noches, vivo para apearme a su grupa , cabalgar tan lejos que ni la muerte nos alcance.
No conocen su  corazón de reina ,  el coraje admirable, el valor de mi yegua de   pura raza.
Nadie podrá separarme jamás de mi hermosa yegua nívea, que de tan blanca es azul.
Es mi alegría y mi dolor. 
La felicidad mía y de la manada.
Ella conoce  de cielos azules, de mar y de  espuma.
Nadie entiende el misterio de la noche como ella.
Pasea por la luna, los luceros sonríen.
Es mi hermosa , sobrenatural yegua blanca ,que cuando desea tiene alas para volar hacia las cumbres, hasta los luceros.
Es la delicia de los niños cuando baila sobre la luna.
Nadie entiende el sentimiento profundo de mi yegua fiel por su ama. Y mi amor inconmensurable.
Termino de calzar las botas, me apeo a su grupa y cabalgamos hasta una laguna,  de aguas  heladas.
Hoy celebro la vida con mi yegua blanca, chapuceando en el agua, pintando de azul las aguas y el cielo.
Festejamos  la libertad  de vivir,  cabalgando raudos hacia destinos desconocidos que solo ella conoce.

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