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lunes, 21 de julio de 2014

El día canta al  sol.
Las aves pían ,  ,
  las nubes  son motas ,   blancas en el cielo
 como   algodones dulces de feria
Paseo con mi Blanquita por sus lares favoritos.
Deseo  que recupere su alegría   después del ataque de aquellos lobos malos .
Aún está débil, no la fuerzo a cabalgar  lejos.
La guío hacia sus campos dorados,
donde las espigas de trigo se mecen al viento.
Bajo la higuera amada, como  de a pocos los higos dulces.
Su  apetito ha disminuido, así como sus fuerzas.
Baja el hocico, juega con las espigas .
Está desganada, tiene miedo. Lo leo en sus ojos.
Lo siento en el temblor de su lomo.
De camino al establo, nos encontramos con el potro galán.
Es entonces cuando  mi yegua blanca, olvida lo ocurrido y empieza el ritual de seducción,  corcovea ,
se para en dos patas,
 baila,  los cascos  ágiles llaman la atención de aquél potro.
Era la soledad , su tristeza.
La libertad añorada.
En unos días hablaré con el dueño del potro.
Es tiempo de amores para mi hermosa yegua blanca,
que de tan blanca es azul.

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