Vistas de página en total

domingo, 15 de junio de 2014

Mi padre era  un médico de  pobres entre  los pobres.
Pudo ganar fortunas o hacerse más conocido entre el mundo rico, al cual pertenecía, pero prefirió a los dolientes.
A aquellos que no podían pagar y recalaban en su consultorio luego de una cita en el Obrero, hoy Almenara.
Atendía en su consultorio de la calle Chota. Era un edificio familiar,  en cuya segunda  cuya planta  rentaban departamentos  artistas como el gran José María Arguedas con Celia Bustamante y su hermana .  El pintor Milner Cajahuaringa entre otros inquilinos morosos que mi padre no molestaba con asuntos tan pedestres.
Muerto  él, la familia se encargó de cobrar en obras de arte. Solo me quedé con un Humareda.

Una tarde recuerdo el ingreso soberbio de mi tía al consultorio . Quedó estupefacta al encontrar lo que ella llamó un " Ayllu ". A sus quejas de mujer adinerada de no querer mantener  beneficencias, él  contestó que no existía mayor satisfacción para un hombre de ciencias que atender hombres del ande con enfermedades como tbc que otros médicos rechazaban atender.
Con gran dolor , mi padre se contagió de esa misma   enfermedad ,  Es una herida que sangra aún en mi piel.  De su experiencia escribió un tratado que le mereció el Premio Rousell  ,primer nacional  de Investigación.

Decía que atender a las familias  de sus pacientes obreros, era lo más satisfactorio , pues pues ellos lo habían recomendado a sus más cercanos . Y por supuesto que todos se iban con su medicina bajo el brazo y el pasaje si no lo tenían.
Todas las navidades mi casa se llenaba de aves de corral y hasta un cerdo vivo, en gratitud a los cuidados del médico al enfermo no importando su origen ni el dinero.

El me enseñó a leer a los tres años en las páginas deportivas de los diarios. 
De allí mi pasión por el futbol y el gimanasio
Y mi ritual diario de ejercicios como rutina es un culto enseñado por él.
Soy una esteta de la palabra y del cuerpo en homenaje a él.

Mi padre era el hombre más guapo de su generación, dicho por hombres y mujeres hasta hoy en día.
Recuerdo bien verlo como un Adonis, alto jugador de basquet, de unos inmensos ojos verdes como nunca antes volví a ver ,emergiendo de la piscina del club. 
Sentí el orgullo y una especie de temor de perderlo entre las miradas de todas las señoras que no ocultaban su fascinación por ese hombre tierno pero flemático , coqueto pero fiel. Piurano con sangre escocesa y sensibilidad de poeta.


Cada huelga médica, aún siendo el mismísimo Director del Seguro, del Hospital Almenara, el más importante del país , mi padre salía en madrugada a reuniones secretas. Yo, insomne lo escuchaba salir . Como Director  , él heredero de la tradición escocesa, rebelde rompió de un violento puntapié el reloj que le colocaron a los médicos para marcar tarjeta. Una humillación inaudita.

No hay comentarios: