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viernes, 20 de junio de 2014

Atropellando, escapa el tropel de los caballos
levantando polvo ,
cegando  el paisaje,
los ojos de los capataces.
Mi yegua blanca, 
es pura sangre
que  de tan blanca es azul ,
se  aparta de la manada. 
 A ella  
ni el polvo la ensucia
 la fiebre  pertinaz no consume sus ansias 
de correr , bailar , encantar.
El fino cuello erguido  ,
los pasos leves.
Inicia con ánimo nuevo  su  trote diario.
Piruetea, cabriolea,
corcovea .
Su grupa fibrosa 
 reluce al sol.
Tanto son sus  giros, 
las piruetas ,  ingrávidas, veloces
 hacia las nubes la  elevan
Sutil y tenue como es ella
baila,   salta de nube en nube,
pintando de blanco azul
el cielo, las nubes.
A la distancia, es solo  un punto 
brillante, chispeante,
como una estrella nívea
girando alrededor de la luna .
Es mi estrella , la yegua,
gritan los niños
antes de dormir.
La yegua blanca, que de tan blanca es azul.
Brilla en el firmamento ,
deleita sueños infantiles
Ella es feliz.

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