Vistas de página en total

lunes, 30 de junio de 2014

Esta mañana ploma ,  sucia de aguaceros saco a la manada al campo.
El pasto verde humedecido por  gotas menudas  divierte a los potros.
Con el hocico juegan entre  la yerba crecida, buscan hongos.
Al hallarlos, juegan con aquellas setas blanca inmensas como conchas de mar.
Lanzan pedazos  al cielo, los despedazan, las arranchan con los dientes.
Entonces los llamo al orden. Debo cuidar a la manada. Ninguno puede caer enfermo.
Mi yegua blanca, que de tan blanca es azul,  erguida , impávida contempla el alboroto .
No participa,  su ánimo no es mismo de todos los días. 
Cabecea lenta.
Palmeo su grupa firme, húmeda de llovizna.
Siento  el calor febril  en su lomo blanco , devorando hasta las entrañas,
La guío hasta el establo, no prueba bocado de alfalfa verde.
Los  cambios de temperatura, la nieve  y  el esplendor del sol atacan a mi yegua , delicada y fina como ninguna.
Seco vigorosa  las crines, la grupa, el lomo , el hocico ardiente
Hoy no cabalgará por la comarca así no será presa de la llovizna traicionera. Acariño su cabeza, palmeo el lomo, verdadero amor el mío por mi linda yegua blanca que de tan blanca es azul.
La guardaré en el establo , junto a los bloques de henos.
Cada hora , bajaré a hacerle la guardia.
Si la fiebre no cede, llamaré al veterinario.

No hay comentarios: