Soy la mujer madura que yace desnuda
en un hotel de mala muerte.
Peina su cabellera mientras espera la llegada de su joven amante.
Ni bien se abre la vieja puerta salta sobre él como una salamandra .
Besa el pecho ancho, suyo por ese día.
Inicia el rito profano de adorar su sexo .
Me divierte sentirlo gozar como un hombre,
mientras devoro sus bosques
El tiene las manos grandes y toma mis pechos con fuerza.
Sabe que sus caricias encienden mi pasión.
Baja entonces a mis bosques y bebe mis aguas.
Cabalgamos en un baile acompasado por música de gemidos.
Conozco mi cuerpo y pido más
El cumple mis órdenes
Juntos volamos en un instante intenso, brillante hacia las estrellas
Nunca más nos veremos ni preguntaremos nombres.
Ambos poetas, yo yegua madura, tú, potro brioso.
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