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sábado, 17 de noviembre de 2012

Soy la mujer madura que yace  desnuda
en un hotel de mala muerte.
Peina su cabellera mientras espera  la llegada de su joven amante.
Ni bien se abre la vieja puerta salta sobre él como una salamandra .
Besa el pecho ancho,  suyo por ese día.
Inicia el rito profano de adorar su sexo .
Me divierte sentirlo gozar como un hombre,
mientras devoro sus bosques
El tiene las manos grandes y toma mis pechos con fuerza.
Sabe que sus  caricias encienden mi pasión.
Baja entonces a mis bosques y bebe  mis aguas.
Cabalgamos en un baile acompasado por música de gemidos.
Conozco mi cuerpo y pido más
El cumple mis órdenes
Juntos volamos  en un instante intenso, brillante hacia las estrellas

Nunca más nos veremos ni preguntaremos nombres.
Ambos poetas, yo yegua madura, tú, potro brioso.

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