Descubrí tu figura erguida sobre un peñasco.
Mirabas hipnotizado el curso de la marea
Yo observaba con ternura tu mirada serena
Esa misma ternura que tú conviertes en deseo.
Deseo furioso que cumple tus caprichos para complacer
Araño paredes, como cal y beso blanca tu boca.
Mi piel es herida pura por las caricias de tus garras.
Así de extraño es nuestro amor.
Me tomas y partes en silencio.
Nunca sé si volverás.
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