Era la madrugada. Ante mis ojos apareció la figura de un dios negro. Era un moreno alto, de gran musculatura . Tan fuerte que con solo una mano hubiera podido quebrarme el cuello. Su presencia me turbó. Pretendí seguir el ritmo de su trote . Debía ser un antiguo boxeador de peso pesado Quería hablarle, no perderle de vista, saber todo de él , no perderle más.
Supe que si él me hablaba , ya no volvería a casa.
Al amanecer había desapareció con las primeras luces.
Moreno inmenso te recuerdo este atardecer.
Sé bien que mañana aguardaré por ti.
Espero tener el valor de seguir tus trancos largos.
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