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martes, 20 de noviembre de 2012

Era la madrugada.  Ante mis ojos apareció  la figura de  un dios negro. Era un moreno alto, de gran musculatura  . Tan fuerte que con solo una mano hubiera podido quebrarme el cuello. Su presencia me turbó. Pretendí seguir el ritmo de su trote . Debía ser un antiguo boxeador de peso pesado  Quería hablarle, no perderle de vista, saber todo de él , no perderle más.
Supe que si él me hablaba , ya no volvería a casa.
Al  amanecer había desapareció con las primeras luces.
 Moreno inmenso te recuerdo  este atardecer.
Sé bien que mañana aguardaré por ti.
Espero tener el valor de seguir tus trancos largos.

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