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miércoles, 21 de noviembre de 2012

A las cinco de la mañana el cielo es magenta y se distinguen ya los árboles y  pocos deportistas trotando en el bosque. Te esperaré, Mulato inmenso, titán de mi deseo . Si te vuelvo a ver, juro que treparé a tu espalda ancha como una puerta. De solo pensarlo , siento que mi cuerpo late, mi vulva crece y se humedece.
 Te pediré que corras rápido y abrazada  a ti,  ordenaré depositar mi cuerpo delicadamente en un lado apartado del parque. 
En estos casos, las palabras sobran. Sentirás mi olor a hembra, y yo tu cuerpo fuerte como nunca antes vi . Me dejarás recorrer tu cuerpo, parte por parte. Me detendré en tu pecho formidable para besar, lamer, morder tus tetillas. Quiero sentir tu respiración agitada y bajar hasta tus bosques. Te dominaré con mi lengua de fuego. Me rogarás que siga. Y yo húmeda, obligaré a acariciarme largo los senos hasta sentirlos duros. Me recorrerás, como te ordene, cada pedazo de piel suavemente. Con la punta de tus dedos recios sentirás el ruego de mi clítoris abultado, su fuego.   Una vez, ardiendo, me penetrarás con tu miembro fabuloso. 
Nos moveremos a mi ritmo .
 Recuerda siempre que yo soy tu ama y tú mi mulato imponente.
Gozaremos Mulato, como  nunca antes. Después del amor no diremos nada. Ni siquiera adiós. 
Te esperaré el día siguiente y el subsiguiente.No escaparás de mi voracidad, Mulato. Esa será tu condena y tu placer.

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