El primer día creíste que era loca.
Desgarrada de dolor , traicionada por la vileza
era solo una mujer madura y triste.
Una mirada y nos fuimos juntos.
Regresamos al campo y entramos a mi casa.
Tan solo mirarnos y de un tirón arranqué tu camisa
El dolor me convertía en una hembra sedienta de amor.
Amamos como fieras . Sin reposo.
El fuego de tu juventud sanó de golpe mi dolor.
Cada beso tuyo era una estrella en el cielo.
Cabalgamos hacia el cielo , cadenciosos,
Gemidos en el silencio del campo.
Fuimos una sola alma en esa época feliz.
Día a día recorrimos cada pliegue del placer.
Creo que tatuaste mi piel solo para ti.
No he podido encontrar a alguien con tu ardor
Intuyo un encuentro por estos días
La brisa de la mañana me habla de ti.
Como cada noviembre nos encontraremos de casualidad.
En cualquier esquina.
Nos entregaremos uno al otro con furor.
No preguntaré si te casaste.
Yo no hablaré de mi matrimonio.
Hasta el próximo encuentro , jovencito.
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