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domingo, 25 de enero de 2015

Paso y repaso mis dedos, las dos manos por mi cráneo.
Pareciera haber sido bombardeado, una zona con cráteres lunares,
un territorio de guerra.
Solo una mata se yergue victoriosa en la desnudez , entre las heridas , las quemaduras.
Feliz, peino y mimo mi larga cabellera intacta, ahora verde.
Y mis ojos entornados de placer , esconden bajo sus párpados un oscuro secreto .
Quisieron apartarme violentamente de mi mata de follaje.
Sospecho envidia pero mi intuición certera se inclina por mi dependencia a la fragancia.
¿Qué mas se puede hacer en una casa de locos 
sino buscar sobrevivir con placer?
Lo hallé y lo encontraron mis compañeros.
Es más , colocaron el arbusto mágico en un lugar tras la reja para evitar fugas.
Yo soy mujer de  extremos.
Y sí, mi vida giraba en torno a las visitas , luego a mi estancia dentro de la mata.
Creo que convertida en parte del follaje, los médicos temieron que ya no saliera más.
Me perderían como paciente.
No les creo nada que  sea yo  un caso clínico interesante.
Simplemente, al perder mi condición de humana, perdería mis facultades y por tanto no procedería  la cancelación de los servicios. Muchos son los años visitando clínicas. Todas son iguales.  Todas viven del dinero de nuestros desequilibrios.
Esta es la más exquisita de todas, hasta ahora. En en su trato, la más refinada. Tiene cheff, parece un spa pero a la hora de las monedas actúan peor que los perros de caza.
Miren cómo han violentado mi cráneo, chamuscado y herido por los guardias.
Apenas pueda burlar los controles volveré al lugar donde quemaron al arbusto.
Tendida , la mata en el suelo, crecerá un arbusto nuevo, más fuerte, más alto.
Y yo seré una con él, Seré follaje salvaje, flor perfumada, Seré lo que yo más amo ,
vivir en un mundo distinto al real, en otra dimensión, donde mande el placer, mis estados anímicos regulados por las plantas.
Y la muerte , a la postre de los laboratorios químicos.

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