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lunes, 19 de enero de 2015

Anda, recorre con las yemas de tus dedos, 
el hoyo oscuro de mis dolores .
Existe, es real.
Ha crecido en el medio mismo del cuerpo,
encima del ombligo.

Hace unos días , una llovizna parduzca empapó mi vientre
 la piel se abrió de dolor,
y creció  un hoyo profundo, oscuro, veteado de verde
rodeado de negras orillas.
Terrible   de contemplar . 
Lo coso con hilo de pescar.
lo zurzo con nylon
lo remiendo.
Es en vano.

Los médicos opinan, declaran, dictaminan
Hasta que la llovizna azote    tu piel,
y el fuego atice carbones
el hoyo no curará.

Serás libre cuando  vueles alto ,tan alto 
que ni las tempestades menos las lloviznas
te rocen las plumas.
Y contemples desde las alturas las nubes pardas
el origen de las tempestades .
Soplarás con la fuerza de un titán
amainando tempestades , 
derrotando lloviznas.
Libre eres, y serás.

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