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domingo, 25 de enero de 2015

Atada y dormida ,  permanecí durante largas horas.
Arrancaron de cuajo mi larga cabellera de la mata del follaje.
Desde el origen , el nacimiento de las raíces con las raíces del arbusto. Así de unidas estamos. 
La lucha fue encarnizada.
Estuve dispuesta a perder cada uno de mis cabellos con tal de no apartarme del arbusto, su fragancia embriagadora.
Ellos tomaron mi cuerpo como si fuera un fardo, lo enrollaron y me echaron a la cama .
Despierto inquieta, con el cuerpo adolorido y una  terrible sensación de extravío.
Descubro desesperada  la ausencia  de la fragancia en mi flujo sanguíneo, en mis muslos,
en cada una de mis extremidades.
Y ahora iniciaré la búsqueda ciega, el camino hacia mi follaje.
Enredarme en él, ser una y para siempre.
Vivir para y por la fragancia, aún nos tumben a machetazos a ambos y nos arrojen al mar.

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