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jueves, 29 de enero de 2015

Deja, no clames, no ruegues.
El semi-Dios está gobernado por la soberbia.
Poco entenderá de aquello que pides.
Ciego de su propio poder, hoy da la espalda a su propia sangre.
El ha encontrado placeres carnales en el lecho de una joven Diosa Lucero.
Entretenido y ciego de deseo él obedece a ella como un perro.
Esa mujer diosa-lucero ha llenado su cabeza de mentiras.
Hombre necio , ha echado por el despeñadero de la muerte a su propia sangre,
tal como la diosa pidió.
Al menos, su mujer, la hetaira pudo morir con honor, degollando primero a sus hijos , luego a sí misma.
No le pidas nada por un tiempo, hasta que  que razone como un ser lúcido.
El hombre mayor ha caído en los embrujos de la diosa -luna., 
Pronto, ella será su peor enemiga.
Se hará del trono, lo traicionará con el capitán de la guardia,
Terribles serán las noches en las húmedas mazmorras de aquél Dios Sol, humillado, sin poder, y recordando a su fiel hetaira,
con quien amancebo y tuvo hijos, luces de sus ojos.
Tarde volverá a la razón.
Quizás salve su reino , más lo más amado , lo adorado, su mujer e hijos no estarán más.
El pueblo lo olvidará.
Más aquella escena de la hetaira suplicando desnuda quedará en las retinas de cada lugareño.
Y estos contarán la historia a sus hijos.
La hetaira valiente será recordada por siempre.

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