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martes, 20 de mayo de 2014

Muchachito del demonio, confiesa ,
de una vez , por todas.
Yo leo tus pasos en el vaso de agua sobre mi mesa de noche.
Te he visto claramente  clamar a tus tías por un embrujo a mi persona, por  amor a un dinero que ya se extinguió.
Aquellas ancianas vestidas de luto eterno, 
sentadas a la vera de tu tierra son hechiceras.
Ellas fuman tabaco, golpean, el piso  
a cada bocanada de humo, escupen , maldicen mi nombre  , y continúan el rito sin fin
Por un tiempo cambiaste mi suerte.
estuve en tus manos.

A mí me cuida ahora el más grande de todos.
Desde el cielo , su espíritu
 me dicta al oído tus planes siniestros.
No insistas, contra  él nadie puede.
Empuña su arma , envía a sus ángeles

Eres  una sombra ,
una  ingrata sorpresa, 
como descubrir un insecto peludo bajo de mi almohada.
Lo siento, pero yo recurro al Dios de dioses , 
tú , al maligno.

Te he ayudado  demasiadas  veces.
Mentías para hundirte noche y día   en las cantinas  malolientes en tu tierra natal. 
Desde la resaca , tirado en la playa ,  gritabas por dinero, para más licor, y olvidar de tu pálida realidad .
Por amor a Dios, ayuden al poeta enfermo.
Tú no eres ni poeta ni enfermo 
 Confiesa , te dejaré libre de mi embrujo.
No aparezcas más.
Yo sabré de tu arrepentimiento.
Te dejaré ir, libre, 
sin memoria.

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