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martes, 13 de mayo de 2014

Las heridas del alma lloran  sangre,
en cada uno de los poros de mi piel .
Hincaron mi nervio más agudo, el más sensible.
La fiesta de las traiciones resuena en mi oído.
La parafernalia de la gentuza aquella ,
tanto dolor, tanta mentira.
Impunes , ríen. y disfrutan
Yo  ví morir de pena a mi abuela.
A mi padre, languidecer temprano.
Ellos no conocen de dolores.
No saben nada.

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