Tres veces lo negaste.
Sonreías como un galán de cine
Tu encanto seducía hasta a la piedras
Mis amigas envidiaban mi suerte.
Yo, tonta y frívola me pavoneaba ante ellas.
Tres veces lo negaste.
Robaste el corazón de mi madre.
Hasta el más duro cayó en tu embrujo.
Yo era la más feliz, tonta de las mujeres.
Tres veces me negaste
como hizo Pedro al cantar el gallo.
Cuando te vi del brazo de otra,
llevando dos niños tuyos.
Y en mi cara lo negaste.
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