Lo siento mucho,
esta tarde no cantaré al sol,
ni a las flores que rodean mi jardín.
Una herida parte mi alma.
Suele ocurrir a menudo,
Las aves negras se cuelan por la ventana.
Sus garras afiladas envuelven,
apretan mi cuello hasta hacerme gritar de dolor.
Mañana habran partido.
Todo será otra vez feliz,
como siempre.
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