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miércoles, 20 de marzo de 2013

Corrí hasta el precipicio
a sentir la embriaguez del peligro.
La  emoción que me apasiona
me enloquece,
me hace intensamente feliz. 

El abismo me llamaba con voz gruesa
Permanecí un rato absorta en la profundidad
contemplando las piedras, 
escuchando el rugir de las olas.

Siento una atracción extraña por los precipicios.
Un encantamiento . 

El abismo me susurra al oído palabras de amor.
Me seduce como un amante.
Me enamora el riesgo  y me impone.
Quiere que cumpla su voluntad. 

Resistí la tentación de entregarme a sus brazos
Mañana no sé.

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