La muerte no me asusta.
La acaricio como a un amante.
Busco precipicios altos.
Sería hermoso morir en mi amado mar.
Perderme en su intensidad.
La soledad es un puñal clavado en el alma.
Su muerte es lenta.
La herida gotea sangre por largo tiempo.
A la soledad, a esa maldita, sí le temo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario