No eres tú, acaso la mitad de mi alma.
tus ojos, mi luz
mi niño bueno,
cada dolor es una herida cruzando mi rostro,
Cada caída
es ua caída mia al infierno.
Nadie pide que estés innerte
en nuestro lecho tibio,
ni camines solo, prendido de las paredes
Olvidalo , eso ya no puede ser.
pero nos tenemos el uno al otro.
Y juntos remontaremos esta etapa siniestra.
Seré tus piernas , tus brazos poderoderoso
como una obrera recia empujaré tu silla,
Somos dos almas
resistiendo,
combatiendo
sin hablar pues tú lees mis ojos
yo siento en mi carne
tu pesar.
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