Es muy fácil deshollarme viva en tan solo tres días.
La receta es observar impotente,
la muerte lenta,
indolora y silenciosa de aquél que dice amarme.
Cada píldora arranca de cuajo una capa de mi piel,
hasta desnudar mi corazón,
hinca la daga
y lloro sangre.
Limpio el charco.
Ardua tarea la de vivir con quien no desea vivir.
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