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domingo, 12 de mayo de 2013

Algunas señoras hablaban mal de mi proceder
Otras volteaban la cara a mi paso.


Siempre fui  libre como un río que discurre hacia el mar.
Yegua chúcara  en una ciudad  tibia y pálida.
Irreverente y caprichosa en una ciudad monacal.

Ellos eran mesura cuando yo era guerra.
Mi hermana sufría, mis padres lloraban sangre.
Yo bailaba, leía, y me amanecía.
 Era rebelde y quería ser poeta .

Algunas señoras hablaban mal de mi proceder
Otras volteaban la cara a mi paso.

No las culpo.
La rebeldía no es bien vista en este lugar.

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