Hace tiempo ya no aparecen tus ojos por la noche.
Debo asegurarme de no caer irremediablemente en tu hechizo.
Ojos oscuros, tiernos, profundos y luminosos.
Tuve que viajar a tu tierra a comprobar que
me estabas fumando
al ver a las mujeres de luto a la vera de sus casas,
repitiendo mi nombre y apellido y escupiendo a la tierra luego de cada bocanada
de esos cigarros negros.
Buen susto me llevé.
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