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viernes, 27 de febrero de 2015

La intempestiva llegada entre tinieblas de los camaradas, cambió los planes de Nina. 
La luna plateada de aquellas noches desesperadas había escuchado sus plegarias. 
Y ella supo que debía templar su carácter. La paciencia es un arma de guerra que determina la victoria o el fracaso. 
Estos eran campesinos de aspecto tan similar a otros tantos campesinos , podrían pasar desapercibidos entre el resto de pobladores.
Si no fuera porque la culpa les marcaba el rostro, la mirada era huidiza y los sombreros ladeados les otorgaba un halo de misterio.  Hablaban , exponían diseñaban estrategias con un modo calmo,  tan distinto ,  a la teórica, sabionda Nina, que ella contrita escuchaba , sumida en el silencio de quien sabe que nada sabe.

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