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domingo, 8 de febrero de 2015

Aquél señor tan elegante debe ser rico.
Cuenta con dos enfermeros a su cuidado personal
Pasea orondo por los jardines fumando un cigarro de plata.
Aquél señor tan elegante gasta relojes de oro.
El vive, respira, fuma, come 
del tráfico  de las mujeres. 


Aquél señor no es más que un tipo rastrero.
Su negocio es tan antiguo como la tierra .
Devora la sangre de las mujeres, les rompe las  ilusiones, quema sus sueños.

Yo que él, me cuido.
Tengo unas ganas de clavar unas tijeras en esas tripas hediondas.
Contemplar impávida su muerte lenta.
Imperturbable.


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