Nina se dio el lujo de maltratar con fineza y sorna a aquél gamonal de medio pelo,
con su media sonrisa y el arresto limeño que no la abandonaba cuando se trataba de gente que ella despreciaba. Los modos impostados, el anillo de oro y aquello que él llamaba gafas de marca , con el nombre muy grande en los lentes, poco menos que le causaron un ataque de risa.
De todos modos, salió sin haber sonsacado la información deseada.
Supo sí, por boca de los campesinos en la pascana la historia detallada que aquél dirigente campesino que había organizado varias toma de tierras .
Por ello, tras salir libre de purgar condena se había mudado a los extramuros del pueblo. En la cárcel , aquél líder natural había conocido a dirigentes políticos, que lo instruyeron no solo en leer y escribir sino en la filosofía y pensamiento marxista. Conocía al dedillo la historia de las revoluciones mundiales y confirmó aquello que él sabía desde su tierna edad por intuición natural: La tierra no tiene dueño, es libre como el cielo y el mar. Se mantenía huraño y alejado por sigilo y además poseía una vasta colección de libros, empastados por él en prisión, que debía mantener lejos de miradas de curiosos.
La cárcel había transformado su carácter. Además, su mujer lo abandonó en aquellos tiempos y poco alternaba con los comuneros.
El conocía también que en el Perú hubo levantamientos históricos, que la explotación del campesino llegaba a límites de esclavitud, que un presidente dió una ley para desterrar a los terratenientes pero sin éxito.
Creó otra clase dominante y sin el menor conocimiento de labranza .
Pareciera que existía una maldición en su patria, pensó Niña
Los campesinos no llegaban a terminar los estudios por la necesidad de trabajar para la familia. Era una tara que se heredaba desde los primeros años de la conquista española y que continuaba como la yerba mala adherida a toda tierra de labranza, a los valles hermosos y se extendía en aquellas tierras altas de la puna,donde la vida vale un centavo.
Continuará
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