Amo saborear la cal .
Jugar con los trocitos que desprendo de la pared.
No es importante dañar las uñas hasta sangrar.
Me vale el momento sublime de succionar el sabor
amargo y terroso de ese blanco postre .
Con labios y encías,
con lengua y dientes,
desprendo de a pocos mi trozo amado.
Lo como lentamente,
así dura el tiempo,
que demoro en rasguñar por más.
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