Tus manos son pétalos suaves,
caricias encendidas recorriendo mi piel,
sus pliegues secretos, las hondonadas, cada accidente,
de mi cuerpo de fruta madura.
Tuyo es mi resplandor, el placer nuevo, revivido.
Mi cuerpo agradecido se entreabre , rocía,
ofrece su cáliz, la orquídea turgente
palpitante de mi deseo.
Quiero estremecerte con el estallido de mi vientre,
contemplar la tempestad maravillosa de tu placer
en mis cavernas rumorosas.
Seamos ríos cantarines, frescos manantiales
que bajan de la sierra.
Libres puquiales celebrando el amor de mil maneras
a toda hora , bajo la luz esplendorosa del amor.
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