Tras los muros,
cientos de corazones palpitan al unísono.
Aman, sueñan, duermen , comen.
Ellos aguardan silentes una visita.
Tras los muros,
cientos de almas se inquietan, braman, enfurecidos claman.
Amotinados tras las sillas, chillan
Ellos aguardan aquella visita dominical,
que nunca llega.
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