La intempestiva llegada entre tinieblas de los camaradas, cambió los planes de Nina.
La luna plateada de aquellas noches desesperadas había escuchado sus plegarias.
Y ella supo que debía templar su carácter. La paciencia es un arma de guerra que determina la victoria o el fracaso.
Estos eran campesinos de aspecto tan similar a otros tantos campesinos , podrían pasar desapercibidos entre el resto de pobladores.
Si no fuera porque la culpa les marcaba el rostro, la mirada era huidiza y los sombreros ladeados les otorgaba un halo de misterio. Hablaban , exponían diseñaban estrategias con un modo calmo, tan distinto , a la teórica, sabionda Nina, que ella contrita escuchaba , sumida en el silencio de quien sabe que nada sabe.
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