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lunes, 10 de noviembre de 2014

Una mujer se deshace en ansiedad  a la hora parda . 
Un poeta susurró a su oído poemas ardientes
que le inflamaron el pecho,
el cuerpo, la piel.
Ya ella es una flama, una tea
esperando su abrazo.
¿ Sentirá las caricias, el ardor en su bosque 
de miel?
O será solo un sueño , un espejismo más.
Ella no lo sabe.
Espera impaciente la voz cálida del poeta.
Contemplar su  pecho ancho ,  sus manos hábiles
recorriendo entero su cuerpo.

Una mujer se deshace en ansiedad a la hora parda.
Guarda su ropa.
Se acuesta a soñar.

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