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miércoles, 26 de noviembre de 2014

Escucho el salvaje aleteo de alas de las aves oscuras.
Guardo la daga en mi corva.
Espero paciente el ataque .
Unos puntos negros en el cielo.
Sus picos abiertos.

Sostenida en el aire, con una sola mano,
en silencio absoluto, clavo mi daga en sus pechos. 
Solo un ave oscura escapa aleteando furiosa

Triste resultado para tan fácil combate


Ardua tarea limpiar los cadáveres de mi casa.



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