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miércoles, 24 de septiembre de 2014

Una mujer levita a la hora parda.
Los   ojos cerrados, flota entre la multitud.
Una masa bulliciosa de gente.
Ella no escucha nada.
En el puño, apretada el alma.

Una mujer levita a la hora parda.
Ella atraviesa la avenida sin cuidarse de los autos.
Los autos hacen sonar las bocinas.
No se inmuta.
En el pecho, apretada el alma-

Hombres , mujeres curiosos  , no despierten a la mujer.
Ella sabe perfectamente 
donde   esconderá su alma.

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