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domingo, 28 de septiembre de 2014

Deambulo por mi casa , la cabeza en llamas.
He perdido mi teléfono, no me alcanzan las fuerzas
para salir a comprar algo.
L. duerme el sueño bendito.

La fiebre maldita ataca mi cabeza.
No basta el dolor insoportable.
Me   llevan cargada contra mi voluntad a internarme.
Mil internamientos, tres expulsiones de las clínicas.
Pensé que la tiroides me mataría,
Mi punto débil  es la mente,  
la  fiebre  me hace volar a los infiernos,
a ver gente que no existe, a hablar incoherencia.
Siempre hallo  otro demente,  compañero de penas
juntos no calcinamos
 en el infierno de la demencia
su oscuridad insondable.

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