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miércoles, 29 de julio de 2015

Desnuda, he aprendido a prescindir de  auscultar las manchas, las imperfecciones de mi piel.
De aquellas, que nacieron con esta osamenta, con esta humanidad mía, y que nadie nota,
que hoy arrastro feliz en conturbernio con otros humanos en los parajes del desierto.
A quien le importan los defectos en el rostro o en el cuerpo cuando se vive
en completa libertad, en el pleno goce de los sentidos? 

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