No fue mi intención borrar la fragancia de mis recuerdos.
Evitar las calles , olvidar sus nombres,
los árboles , las alamedas,
ocurre que uno enceguece de recuerdos
cuando el sereno cubre con su manto
los sueños y la memoria.
Yo debí huir y dejar mi hogar sin dejar rastros.
Ese fue mi error garrafal, escuchar a la razón.
Perdí recuerdos, aromas, trozos completos de historia
por salir desesperada por no perder la vida
El miedo borra, en su desesperación el aroma
los nombres de aquellos lugares , donde uno fue feliz.
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