Así todas las mujeres en silencio absoluto, como si aguardáramos algo fuera de lo común,
vimos con el aliento entrecortado,
como el sol estalló en mil pedazos ante nuestros ojos.
Tal fue nuestro estupor que permanecidas mudas y estáticas,
cubiertas de un sudor de muerte, aguardando el inico del fin del mundo y sus tribulaciones.
Nuestro sol estalló en trozos de fuego incadescente, que fue a morir a las profundidades del océano.
Una nueva estrella solar, en forma de estrella de seis puntas apareció en el firmamento,
cegandonos con su luz intensa , más brillante aún que el viejo sol .
Nosotros dejamos nuestra inmovilidad y supimos que era hora de adorar, de celebrar las bendiciones del cielo.
Iniciamos los cantos y los bailes en una fiesta que se prolongó por tres días y sus noches y participó toda la población de las dunas y el arenal. La estrella solar hacía crecer los frutos del mar y los peces llegaban a la orilla , más grandes , todo era abundacia otra vez
en nuestra caleta de pescadores.
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