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lunes, 13 de julio de 2015

Mis pupilas buscan nerviosas
el olfato dilatado, húmedo como los canes .
Recorro vertical las paredes de líquenes y hojas verdes,
los jardines de babilonia,
trepo por las paredes de esporas , 
unas pequeñas flores blancas como aves desconocidas,
 de perfume intenso y grato ,
me envuelven por un momento.
Tomo una gran cantidad de aquellas blancas flores,
modestas , sin registro científico
Las moléculas saben que yo no sé vivir sin aroma
sin el  perfume, estoy perdida
no me hallo, deambulo por las calles,
es el perfume , aquello que me da la razón,
el placer en el cuerpo, por el cual vivo,
vivo para el gusto en cada poro de mi piel,
eso lo sabe la célula  ,
yo no sé mucho más que eso.



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