Llovieron los días
como agua de lluvia,
fina llovizna sobre mi cuerpo desnudo,
humedeciendo mis hombros,
discurriendo grata
imperceptibles por el serpentín
de mi cintura,
detenida por la floresta del pubis ,
de lirios y cardos florecidos ,
derramada su tibieza entre mis piernas
revividas a la llovizna de aquella tibia agua
que corre entre mi vulva grata
una y mil veces satisfecha.
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