Primero fueron las moléculas,
gotas minúsculas de agua dulce,
que se multiplicaron frondosas en los los jardines ,
en vigorosas enredaderas trepadoras ,
cubrieron las paredes de la estancia,
derramando perfumes de alhelí,
afectando la lucidez y el discernimiento mental
derrotados a todos en una especie de arrobamiento,
impropio de los médicos,
más propio de los pacientes.
Doctores y pacientes reían por gusto
todo el día como ebrios, sin motivo, sin razón
para el deleite puro de la risa
para gozo de las señoras de las dunas,
acoderadas desde su estratégico fortín,
donde observan la marcha de los días
la sucesión de hechos, unos tras otros,
tan bellas , tan bien acompañadas desde hace un tiempo.
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