Desnuda,
sacudo febril el polvo del invierno
de mis alas de volar.
de escapar hacia el cielo
al infinito celeste
donde nada ni nadie me roza.
Desnuda,
sacudo vigorosa las estalactitas
aquello que pesa aún
desamarro la pata del suelo
y emprendo vuelo con la primera corriente
hacia donde nadie ni nada me alcance.
Desnuda, en el firmamento soy un cuerpo celeste,
microscópico, una estrella radiante,
rodando por el cosmos, libre, olvidada de temas pedestres,
alineada con las constelaciones,
no podría sentirme más feliz.
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