Tras esa piel mía
esa suave capa florecida de lirios y rosas,
poros diminutos,
que invitan a la caricia,
escondo músculos , largas tiras rojas,
desagradables a la vista,
una vulva, molusco carmesí trémulo,
detrás de mi vientre,
y otras criaturas más desagradables
unas que las otras.
Lo bello es aceptar la imperfección ,
la desnudez
ante los ojos ajenos.
La inteligencia de no disimular nada.
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