Entreverados los unos con los otros , manos y piernas, brazos con cabezas, sin distinción de identidad, o grupos en este islote de arena, que el tiempo , el viento creó para aquellos como nosotros, abandonados de toda pompa y virtud, vinimos a dar como cae la lluvia , como residuos de la sociedad.
Y quien diría, quien no viera, humanos de pieles abrillantadas por el goce y la felicidad.
Nadie sabe que depara el destierro de aquellos que se sienten superiores. Pobre de ellos.
Nos regalaron sin querer el estado de gracia, el hogar que ellos nos negaron y que jamás podríamos aceptar como propio.
Lo nuestro es la libertad , lo libérrimo , el descubrimiento de nuestro propio lugar de ser y estar.
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