Es mi rostro fino, de huesos delicados,
cubierto por una máscara de hierro
protege mis órganos sensibles
las pupilas, mi pequeña nariz
así no leo, ni veo , ni huelo la realidad
que ellos ocultan con maestría.
Más, cuando los gritos de protesta inundan mis calles
mi sangre caudalosa despierta del letargo, y arde,
el cuerpo entero se subleva, electriza
echo fuera la máscara,
salgo a tomar la calle
como los obreros y vagabundos
me uno a la marcha,
a gritar como uno de ellos.
Y con mi boca ardiente , espumando insultos
ensayando nuevas formas de gritar
una mortífera forma de incendiar la plaza,
Invento formas de arrojar fuego desde mis labios de princesa
Soy entonces una potente ,
Lanzallamas de amor
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